El chupete, ¿un pequeño gran aliado?

El chupete, ¿un pequeño gran aliado?

Chupete sí, chupete no. Actualmente existe bastante controversia entre los propios especialistas acerca de la necesidad de que los niños usen o no este simple mecanismo. Frente a los que lo consideran un pequeño aliado por su capacidad para calmar al niño de ese constante deseo de explorar mediante la boca, otros aseguran que no hay ningún instrumento artificial capaz de sustituir al pezón de la madre.



El chupete, ¿a favor o en contra?

Chupete. La OMS recomienda que no se utilice durante la lactancia materna.


Algunos especialistas consideran que la etapa del recién nacido y el inicio de la lactancia materna hacen desaconsejable el uso del chupete porque los bebés pueden confundirlo con el pecho a la hora de succionar.

Una recomendación, por lo tanto, es que al iniciar la lactancia las madres no se lo pongan al niño evitando incluso llevarlo al hospital para no caer en la tentación. Otros expertos, sin embargo, defienden el carácter anatómico de este mecanismo, aunque ciertamente reconocen que no tiene comparación con el pezón de la madre.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) también se pronunció al respecto, siendo partidaria de no usar el chupete en ningún caso durante la lactancia materna. No obstante, tampoco es necesario ser tan estrictos ya que cuando la madre lo crea oportuno se puede comenzar a utilizar.






Función y beneficios

Beneficios. En determinados momentos, puede calmar el estrés y la ansiedad del bebé.


La traducción literal de chupete en inglés es "pacificador" (pacifier) porque cumple ese deseo que tienen constantemente los niños de succionar, de buscar, de explorar a través de la boca. De hecho, este instrumento puede calmar la ansiedad y el estrés en determinadas ocasiones, como ya lo han puesto de manifiesto algunos estudios.

Ahora bien, el pecho de la madre cumple perfectamente esas funciones y, además de leche, transmite también consuelo y cariño. Por lo tanto, el chupete es necesario pero no es imprescindible porque hay niños que no quieren utilizarlo, mientras que otros incluso lo sustituyen chupándose el dedo.






Consecuencias negativas de un uso prolongado


Algunos odontólogos aseguran que el chupete puede producir problemas o alteraciones en la dentadura si se utiliza de forma prolongada en el tiempo, sobre todo en aquellos casos extremos en que los niños de hasta cuatro y cinco años continúan utilizándolo.

Ahora bien, del mismo modo si el niño no lo usa, puede calmar su estrés metiéndose el dedo pulgar en la boca y echando hacia fuera los dientes, hábito que también puede traer consecuencias negativas.





El adiós definitivo al chupete

Chupete. Los pediatras recomiendan retirarlo entre los 18 y 24 meses.


Los padres siempre suelen recordar con cariño o con cierta angustia ese complicado momento de decir definitivamente adiós al chupete.

Por su parte, los pediatras recomiendan retirarlo en un período comprendido entre los 18 y 24 meses de vida, aunque siempre va a depender de lo unido que esté el niño al mismo.






Algunos consejos


Existen diversas formas de quitar el chupete al niño, y que se convierta en un drama o pase totalmente desapercibido dependerá de la personalidad del pequeño. Lo importante es intentar hablar con él teniendo en cuenta que lo va a echar de menos y que el proceso de adaptación va a llevar su tiempo.

En los más pequeños, los padres deben retirarlo con mucha paciencia, de forma progresiva, dejándoselo en un primer momento para dormir; más tarde, se lo podrán quitar definitivamente.

En el caso de aquellos niños de hasta tres o incluso más años de edad, es más complicado por lo que lo mejor es hacerle ver que es mayor y que la decisión se ha tomado. El niño puede reaccionar llorando, pataleando, pero si se da cuenta de que los padres no flaquean, son firmes en su decisión, el niño lo acabará aceptando.





Los padres, ¿un obstáculo?


Actualmente, tanto el padre como la madre trabajan fuera de casa y el poco tiempo que pasan con el pequeño quieren verle feliz, que no llore ni se disguste por nada. Esto constituye un problema añadido a la hora de despedirnos del chupete porque los padres tienen miedo de tomar decisiones firmes que provoquen estrés en sus hijos. Cuando es necesario, hay que decir no, tanto en esta cuestión como en otras muchas.